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La Magia en USA.

Del siglo XIV aI siglo XVII.

 

Cuando los exploradores europeos pisaron el continente por primera vez, lo llamaron el Nuevo Mundo. Sin embargo, los magos sabían de la existencia de Norteamérica mucho antes que los muggles. Los diferentes métodos mágicos para viajar (la aparición y las escobas, sin olvidar las visiones y las premoniciones) permitieron a las comunidades de magos, incluso a las más remotas, estar en contacto desde la Edad Media. La leyenda de los cambiapieles (brujas o magos malvados que se pueden transformar en un animal siempre que lo desean) se basa en hechos reales. Circulaba el rumor de que los animagos indios habían sacrificado a familiares cercanos para conseguir los poderes de transformación. En realidad, la mayor parte de los animagos adoptaban formas animales para huir o cazar para la tribu. Este tipo de infundios solían ser invenciones de los sanadores nomajs, quienes a veces fingían poseer poderes mágicos y tenían miedo de ser descubiertos. La comunidad de magos indios estaba especialmente dotada para la magia con animales y plantas, principalmente para las pociones, mucho más sofisticadas que las que se conocían en Europa. Pero la mayor diferencia entre la magia de los indios norteamericanos y la de los magos de Europa residía en el uso de la varita.

 

A partir del siglo XVII.

 

Cuando los nomajs europeos empezaron a emigrar al Nuevo Mundo, también hubo magos y brujas de origen europeo que se vinieron a vivir a Norteamérica. Al igual que sus compatriotas nomajs, tenían todo tipo de razones por las que dejar sus países. A algunos les empujaban las ganas de aventura, pero la mayoría huía de algo: de nomajs hostiles, de otro mago o bruja o de las autoridades mágicas. Estos últimos buscaban pasar desapercibidos entre las oleadas de nomajs o esconderse entre la población mágica india, que en general se alegraba de dar la bienvenida y proteger a sus hermanos europeos. Sin embargo, desde el principio quedó patente que la vida para magos y brujas en el Nuevo Mundo iba a ser mucho más dura que en el Viejo Continente. Y esto se debía principalmente a tres razones. En primer lugar, habían llegado a un continente con muy pocas comodidades, excepto las que se procuraban ellos mismos. Aquí tenían que buscar ingredientes entre plantas mágicas que desconocían. En segundo lugar, las acciones de los nomajs colonos conseguían que la población no mágica de la mayoría de los países de magos resultara encantadora. No solo habían empezado a originarse conflictos entre los inmigrantes y los indios, sino que además, dadas sus creencias religiosas, eran muy intolerantes ante cualquier indicio de magia. Por último, el que probablemente fuese el mayor peligro al que tuvieron que enfrentarse los magos al llegar a Norteamérica fueron los rastreros. Como la comunidad mágica era pequeña, no disponía de ningún cuerpo de seguridad propio. Esto dejó un vacío que ocupó una banda sin escrúpulos de mercenarios mágicos de muchas nacionalidades, banda que formó un comando brutal y temido dedicado a dar caza no solo a criminales, sino a cualquiera a cambio de oro. Los hechos de Salem afectaron a la comunidad mágica mucho más que por aquellas muertes trágicas. El efecto inmediato de los juicios fue que muchos magos y brujas huyeron de Norteamérica y más aún decidieron no emigrar aquí.

 

Hasta la primera mitad del siglo XX.

 

Había muchos menos magos y brujas entre la población norteamericana que en los otros cuatro continentes. Probablemente la consecuencia más importante de los juicios de Salem fue la creación del Mágico Congreso de USA en 1693, que precede en casi un siglo a la versión nomaj, y al que todos los magos y brujas llaman por su abreviatura, MACUSA. La primera tarea del MACUSA fue juzgar a los rastreros que habían traicionado a los de su clase. Algunos de los rastreros más infames escaparon de la justicia. Aunque se emitieron órdenes de arresto internacionales, consiguieron desaparecer para siempre mezclándose entre la comunidad no mágica. Algunos se casaron con nomajs y si alguno de sus hijos nacía con magia se libraban de ellos a favor de los que no tenían magia para poder pasar desapercibidos. Los vengativos rastreros, apartados de su gente, transmitieron a sus descendientes la convicción absoluta de que la magia era real y que los magos y brujas debían ser exterminados allá donde se encontraran. La Norteamérica mágica de los años veinte. Los magos de Norteamérica participaron en la Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918, aunque la gran mayoría de sus compatriotas nomajs no eran conscientes de su contribución. Como había una facción mágica en cada bando, sus esfuerzos no fueron decisivos, pero evitaron un mayor número de bajas y derrotaron a sus enemigos mágicos.

 

La catastrófica violación del Estatuto del Secreto de Dorcus Twelvetrees formaba ya parte del lenguaje mágico: ser un "Dorcus" pasó a significar en lenguaje coloquial ser un idiota o un inepto. MACUSA seguía sancionando con penas durísimas a aquellos que incumplían el Estatuto Internacional del Secreto y también toleraba menos que sus equivalentes europeos los fenómenos mágicos, por el riesgo que podría suponer que tales criaturas o espíritus alertaran a los nomajs de la existencia de la magia. En los años veinte, el Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería llevaba ya dos siglos prosperando y se consideraba uno de los mejores del mundo. Gracias a las asignaturas comunes de su plan de estudios, todos los magos y brujas dominaban el uso de la varita. Debido a la legislación que se introdujo a finales del siglo XIX, todos los miembros de la comunidad mágica de Norteamérica debían llevar consigo un "carnet de varita", una medida con la que se pretendía controlar toda la actividad mágica e identificar a los infractores por su varita.

Para leer la historia completa: https://www.pottermore.com/writing-by-jk-rowling/ilvermorny-spa

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